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martes, 19 de diciembre de 2023

Una mirada al pensamiento de Juan Grabois, sobre una entrevista de Fontevecchia

            Juan Grabois señala una serie de situaciones que explican para él la razón de que haya ganado Milei. Según su parecer la lógica que impera en el peronismo hoy es que, no hay doctrina, no hay formación, no se estudia, no hay compromiso con el pueblo, no se siente el sufrimiento de los pobres. En este contexto la propuesta disruptiva de Milei se ganó el voto.

Pero no es lo único que dice Juan, él piensa que hay muchos parecidos en el modo en que tanto él como Javier Gerardo se presentaron como opción presidencial en las elecciones paso. Y tiene la envidia de no haber sido él, como presidente, el que diese su discurso frente a la gente y de espaldas al parlamento. Porque al igual que el presidente electo piensa que los legisladores son una casta. No se parecen al pueblo que dicen representar, en palabras de Grabois, no existe tal representación.

                 El modo en que ven ambos la condición política de la actualidad es similar y sus propuestas son disruptivas, en lo que se diferencian es en el contenido. El proyecto humanista de Juan se ve atacado por dos flancos, el exterior, desde la derecha y el interior, por el propio frente político que traiciona, miente y no representa.

                Como seguidor del Papa Francisco lo cita permanentemente y dice: Lo económico es la administración de la casa común. Esta administración requiere de valores culturales, materiales y espirituales. Y expresa que la clase gobernante ha bastardeado esos valores durante muchos años, en consecuencia, una propuesta de un outsaider de la política, aunque reaccionaria y deshumanizante, cautivó el voto.

                Le responde al presidente sobre sus acciones de la primera semana de gobierno; hay normas que están por encima del tiempo que dura un periodo gubernamental; la constitución, los tratados internacionales con rango supraconstitucional y las leyes. A su vez el salario es un derecho patrimonial y está dentro del marco de los derechos de propiedad, por lo tanto, al congelar el salario social complementario le está confiscando el pan a 1,3 millones de argentinos.

                Cuando se refiere al armado político de Bs As habla de lo mafioso de los llamados varones del conurbano, se refiere a los integrantes de la Cámpora como chetos que se van a Miami a tomar cocktails, y encima le dicen al pobre que tienen que ser carne de cañón para desestabilizar al gobierno de Milei.

                Alude a los dichos de Macri: tratar de Orcos a los integrantes de los movimientos sociales, gremiales y sindicales, es deshumanizar para habilitar la violencia, además consigna que el llamado a los pibes para defender a Milei es una apología a la violencia colectiva.

Si el protocolo anti-piquete de Bullrich se aplica esto va a ser el Far West.

 

Voy a dar mi opinión respecto del pensamiento de Juan Grabois; creo que padece una especie de ingenuidad cuando dice que “en política está mal mentir”: aunque es un hombre que ha puesto el cuerpo innumerables veces, es decir que se trata de alguien que conoce el terreno en el que campea, creo que una frase como esa demuestra que tiene una relación con la política de cierta objetividad, y eso es algo problemático. Porque no hay hechos políticos uniformes, sino que de lo que se trata es de un relativismo concerniente al lugar que cada funcionario, legislador, juez, ocupa en el entramado gubernamental, en función de sus representados, también.  

Tampoco comparto la idea de que la representatividad en sí misma sea el problema en estos tiempos. Sino que hay un conjunto de procesos históricos que han llevado a los votantes a descreer de la llamada casta política. Atacar a la política diciendo que los legisladores no representan a quienes los votan es cargar las tintas sobre un problema ya grave, el problema de las instituciones que no funcionan.

También es problemática su función como organizador del movimiento de desocupados y mediador entre estos y el gobierno. Porque colabora, sin quererlo seguramente, en contener a cientos de miles de personas que de no mediar su figura harían estallar a Bs As, tal como sucedió en 2001. Esta crítica él la conoce y se queja de que los chetos de la Cámpora la ejerzan en su contra. Colaborar en la contención en este punto es evitar que se desborde la situación, y si la situación no se desborda las soluciones no aparecen, sólo hay paliativos.

Por último, una buena de mi parte para Grabois, seguramente todos quisiéramos tener a alguien así a nuestro lado cuando las cuestiones legales se nos complican. Es un muchacho que pone el cuerpo y sabe enfrentarse a la autoridad. Quizá sea uno de los pocos santos que habitan nuestro tiempo, en el sentido que le da Lacan a ese concepto, “mientras más santos se rían mayor probabilidad de salida del discurso capitalista”. El santo laico es la figura de alguien que logra, sin proponérselo, abandonar la góndola, dejar de ser mercancía, se descarida.

   

 

      

 

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