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viernes, 28 de septiembre de 2018

Cuándo es posible elegir

              Existe una tendencia general a evaluar la elección presidencial de 2015 como aquella instancia en donde la gente eligió mal, en contra de sus intereses, por odio a la figura de Cristina, odio que fue el eco en los medios de ciertos aspectos miserables de los ciudadanos. Coincido con esto aunque podríamos ampliarlo. También hay otra cuestión.
                La hipótesis es que no se escogió un candidato que la gente identificara con el modelo contrahegemónico que salía del gobierno. Además existe otra circunstancia que explica esta hipótesis, y es que el modelo político económico que se inició en 2003 nunca fue votado por la gente, apenas un 22% de los votos llevó a Néstor Kirchner a la presidencia. Mi análisis es que un modelo distributivo, en las condiciones actuales de desarrollo del capital, nunca será votado masivamente. Ya que el enemigo es muy poderoso, por un lado cuenta con la tendencia al hiperconsumo del ciudadano vía la oferta promiscua de mercancías, por otro lado los propietarios de los medios de producción que hoy son básicamente los propietarios de la banca y del circuito financiero, inmediatamente disponen de dispositivos que con mucha efectividad ligan xenofobia y mercado para inculcar en las cabecitas distraídas que lo extraño (la política) hará que no puedan inscribirse como sujetos del consumo y por lo tanto estará en juego esa palabrita siempre próspera que se escribe así: felicidad.
                Estarán diciendo que me olvido de las dos candidaturas exitosas de Cristina Fernández y del 54% de los votos obtenidos por ella. Yo me apuraré a decir que los tiempos de la estrategia son más largos, a veces, que los tiempos de las personas. El establishment se vio sorprendido en 2003 por la emergencia de Néstor Kirchner, no se imaginaron jamás que dejaría de ser la marioneta de Duhalde y que pronto se ajustaría al ritmo que marcaba el pueblo masivamente; juicios a los crímenes de lesa humanidad, inversión en infraestructura como escuelas, casas, aumento salarial, descongelamiento de las paritarias, etc. Esta sorpresa y el hecho de no tener la bola de cristal de la adivina, hizo que el enemigo del pueblo, esos señores glotones, tuvieran que comenzar a desarrollar una estrategia para vencer la ola redistributiva que propuso Néstor y después Cristina desde la presidencia.    
                En eso estaban los poderes económicos mientras sucedía el éxito en lo político del matrimonio Kirchner. Aquí una aclaración que es muy necesaria, se trataba del éxito del matrimonio presidencial porque en realidad muy pocos integrantes del FPV se parecían a sus principales dirigentes. Prueba de ello fue la imposibilidad señalada para encontrar fuera del matrimonio a quiénes los sucediesen en el gobierno. Tardaron mucho tiempo en instalar un sistema de medios que comenzara a socavar la figura de Cristina y entonces el encono se iría acumulando.
                Tal como se presenta el panorama uno podría decir que la irrupción del modelo populista en la Argentina es una anomalía en el sistema. Hace décadas que los gobernantes representan a las corporaciones en el gobierno nacional, y esto produce una patria devaluada fértil para los negocios corporativos.
                Son varias las razones por las cuales se perdió la elección en 2015, pero creo que lo más indignante es que, sean cuales fueren las causas de la derrota, ganó Macri; un hombre con una erudición paupérrima, representante del sentido común homicida de los milicos del 76, liviano en sus discursos como una sábana tendida al viento. Es el que le lleva los cuadernos al pibe popular de las películas de adolescentes yanquis, fungiendo de popular. Una vergüenza para cualquiera que conozca la historia mundial de líderes políticos.



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