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viernes, 5 de enero de 2024

Testo Yonqui de Preciado Paul B. en diálogo con el psicoanálisis de Lacan

            Paul Beatriz Preciado, en su testo yonqui, crea el neologismo “farmacopornográfico” para definir al sistema económico político que habitamos, y lo fundamenta con una serie de caracterizaciones y transformaciones que se produjeron desde finales de la primera guerra mundial, hasta el inicio del nuevo milenio.

            Al avanzar en el texto uno descubre esas evidencias; las píldoras psiquiátricas, las píldoras abortivas, las píldoras anticonceptivas, las cirugías estéticas, el poder de la imagen, las faloplastías, las vajinoplastías, etc. Todas estas novedades, a su vez, producen el declive del régimen heteronormativo, quedando la heterosexualidad como una opción más de las diferentes opciones sexo-genero-sexuales, y desnudando el carácter no natural de la misma.

            El psicoanálisis tiene mucho para decir a cerca de lo planteado en Testo Yonqui, pudiendo ser una matriz de lectura (de este modo he abordado este texto de Paul) que evidencie el proceso por el cual el poder gobierna el cuerpo de los individuos, lo cual tiene mucho que ver con el goce; que como saben puede ser mortífero.

            Es muy común que al leer este texto se tenga la impresión de que se abona el anarquismo, sin embargo, Paul Preciado es una persona muy institucionalizada, universitaria, becada, que trabaja de escritora. Creo que acude esa impresión porque se trata de textos que inauguran un porvenir que ya está entre nosotros pero que nos cuesta ver. Nos cuesta verlo por el poder pregnante de lo instituido.

            De todas maneras, ninguna comunidad sobrevive sin el orden que le otorga lo instituido. Y por esta misma razón, es que las luchas por el reconocimiento de los marginados se vuelven difíciles, librándose verdaderas batallas por visibilizar los reclamos.

            El texto trabaja con el concepto de biopolítica y biopoder, para indicar cómo la tecnología se inserta en el cuerpo

            El paso de una sociedad soberana a una sociedad disciplinaria, implica el desarrollo del bio poder. El poder constituye el cuerpo del individuo moderno. Tecnología política general: arquitecturas disciplinarias (prisión, cuartel, escuela, hospital, etc.), textos científicos, tablas estadísticas, cálculos demográficos, modos de empleo, recomendaciones de uso, calendario de regulación de vida, proyectos de higiene pública.

            El poder desborda el ámbito de lo jurídico para volverse parte de la cotidianidad del individuo. Las buenas costumbres se construyen desde la serie Friends, no hace falta que se pregone el ideal de pareja porque Rachel y Ross nos lo imponen de una manera tal que, los individuos asumen ese comportamiento como propio. Esto es lo que Preciado llama tecnología política general.

            Desde el psicoanálisis cabe preguntarse qué hay en el sujeto, qué especie de gancho porta para que sea posible pescarlo con esta tecnología. Bueno, lo que porta el sujeto son: su deseo, su división constitutiva y sus identificaciones.

            Seguramente se habrán preguntado por qué son tan insistentes las marcas comerciales en figurar en todo evento, por qué invierten tanta plata en estar presentes. Eso lo hacen porque de ese modo el sujeto queda capturado, si no es en esta toma, en la que sigue o en la que sigue. Es un mecanismo de composición de imágenes, el cerro, el auto, cierto paisaje, un buen culo y la marca comercial. Deseo, división subjetiva e identificaciones, juegan aquí su partida, por eso el departamento de marketing invierte tanto dinero en su asunto. El surrealismo fascinó a Lacan porque mostraba claramente este juego de captura del sujeto.

            Si bien existe la particularidad de cada sujeto, esta condición no niega la naturaleza común de ciertos fenómenos que afectan a toda una población. Es que el Otro, por ser el portador del lenguaje, es un Otro que es a la vez particular y compartido. El Otro de la sociedad es aquella instancia a partir de la cual el sujeto es un efecto. El sujeto es efecto del Otro. Como tal porta ya las identificaciones que lo cimientan, en palabras de Alemán “No es que uno elige su propia ideología, si no que es la ideología la que lo elige a uno”

            Del Otro, el sujeto obtiene las identificaciones que lo rigen, son marcas que habitan la cultura en la que advenimos, siguiendo una lógica de primacía del significante decimos que son marcas, muescas, yeites, que gobiernan y dan sentido en su articulación al discurso del sujeto. En las identificaciones también se da una gran pregnancia de la imagen, capturas imaginarias que como significantes amos gobiernan las decisiones, promueven prácticas de segregación e introducen una ontología de la vida. 

            La división constitutiva del sujeto implica que nunca hay un si mismo, digamos que el ser del sujeto es una relación de confrontación entre las marcas que lo constituyen, y esto lo lleva a no poder reconciliarse en un sí mismo. Pero el mercado ofrece vía la psicología, la autoayuda y el tráfico deforme de orientales meditadores occidentalizados, la felicidad como aquello que se obtiene luego de cumplir con todas las recetas establecidas para ello; ahora, resulta que la industria editorial es muy próspera en ese tipo de material de lectura, así que las recetas nunca cesan de llegar y la felicidad se demora en idéntica proporción.

            Respecto del deseo: el psicoanálisis tiene, a partir de Lacan, una manera muy propia de definirlo; es una máquina de movimiento perpetuo, el objeto a es el objeto del deseo y es a su vez un barril sin fondo, se traga toda articulación significante, se alimenta de ella, por lo tanto, no podemos esperar del sujeto deseante una estabilidad muy prolongada. La estabilidad nos la brindan las instituciones, que son el Otro del objeto a. Pero las instituciones han declinado, quizá para hacer surgir otras nuevas.

            Aquí podríamos pensar que lo que estamos describiendo se parece mucho a lo que Preciado, siguiendo Foucault, introduce como biopoder. Y es así de hecho, el psicoanálisis es un buen medio para resolver la pregunta por el método biopolítico, que instrumenta el biopoder, para regir el cuerpo de los individuos.

              

           

                  

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