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lunes, 8 de enero de 2024

No había nada a lo cual decir basta

 

            Escucho la frase “no se aguantaba más, había que decir basta”, para justificar el voto otorgado a la derecha representada por Milei. Mi tesis es que no había nada a lo cual decir basta. O, en otros términos, eso a lo que se le dice basta es a la política, la primera condición para vivir en un régimen democrático. Decirle basta a la política es reclamar por un amo que no respeta ninguna institucionalidad, puro ejecutivo devenido en monarquía dictatorial.

            ¿Qué piensan los indignados, que a ellos no les va a tocar padecer la suma del poder público que este gobierno amenaza detentar?

            El ajuste en manos del peronismo podría haber sido menos doloroso de lo que será con Milei, porque sería sobre todos los precios de la economía y no solamente sobre los salarios. Es necesario un ajuste porque los precios están desordenados y como consecuencia de ello tenemos una inflación incontrolable, porque todos los precios quieren alcanzar a los otros precios. Este gobierno escogió que el ajuste lo haga el mercado en función de la necesidad, el esquema es más o menos el siguiente: siguen aumentando los precios, menos los salarios, hasta el momento en que los asalariados ya no puedan comprar más que lo necesario para subsistir. En ese punto hay un equilibrio de precios, un ordenamiento. Pero han quedado muertos los asalariados, los pequeños comerciantes, muchas pymes, quedan muchos muertos en el camino.

            Espero que en ese momento los que estaban hartos hayan comprendido que no tenían razones para estar hartos (razones que no fueran filosóficas, porque al pesimismo de la razón no hay con qué darle), y que, si cayeron en la pobreza en el proceso, sepan que hubieron muchos/as antes, intentando advertirles.

            Las personas no votan mal, votan guiadas por su propio deseo y esto puede ser fatal para una sociedad. Para que el deseo del sujeto no destruya a la sociedad en la que habita es necesaria la organización partidaria y una fuerte politización de los ámbitos comunes; la escuela, la universidad, el partido, el barrio, la unión vecinal, etc.

El amo sabe muy bien que tal organización conspira contra su estrategia de acumulación, por ello es que los poderosos hace tiempo coparon los medios de comunicación, cada millonario se compró un canal de televisión o se asoció con otro para tenerlo, se compró una radio o varias, y cuál es el mensaje que se emite desde allí: la incorrección que significa la política en los ámbitos comunes.

            ¿Por qué el deseo puede producir una catástrofe social? Porque el deseo en el sujeto es una máquina de movimiento constante, nada lo detiene y además nada le hace obstáculo. Si bien el deseo se mueve en el marco que brinda el fantasma, es un movimiento continuo, algo que no cesa. Va de un lugar a otro y esta movilidad puede derrumbar las instituciones. Sin instituciones no hay sociedad y sin sociedad no hay quien pueda curar del deseo al sujeto. Curar del deseo es un modo de decir, referido a que alguien que pasó por un analista puede contar, eventualmente, con alguna idea a cerca de su propio deseo, lo cual significará un tipo de cura que proteja a las instituciones del puro desear del sujeto.   

 

             

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