Buscar este blog

miércoles, 17 de octubre de 2018

Lo no dicho que se dice

Viendo una película de 2012 que se llama Men in black 3 observé dos escenas que me parecieron impresionantes por su descripción de la realidad. Primero uno de los personajes acciona un mecanismo por el cual una biblioteca se abre y detrás aparece un arsenal de armas. Dado que estos instrumentos son determinantes en la trama de la película me pareció una alegoría sintomática de la lucha por el poder. La otra escena muestra un panteón de héroes esculpidos en una especie de polímero con muy poco detalle de los rostros, aparece un  busto que pudiera representar la cara de cualquiera y por lo tanto la de nadie.
                El saber ocultando las armas significa el papel que la palabra (la teoría) juega en la lucha por el poder económico. De esta manera uno puede imaginar cómo se construye una biblioteca económica con el fin de posibilitar el dominio. Si la biblioteca es desmontada por la crítica pronto accionan el mecanismo y acceden a las armas como herramienta última para lograr la sumisión.
                Los héroes que no se honran (la segunda escena referida), me remitió al caso de nuestros nuevos billetes sin próceres y a la frase del ex presidente del banco central Federico Sturzenegger “a donde vamos no necesitamos historia” significando el desconocimiento de uno de los saberes más importantes de las humanidades como es la disciplina Historia. La posibilidad de habitar tiempos pretéritos es un dispositivo que nos ha permitido a nosotros los mortales comprender procesos históricos, es otra de las herramientas que vía la palabra nos permite trascender nuestra efímera existencia habitando el pasado y previendo el futuro. Pero además le brinda al sujeto un amplio acervo semántico (más amplio cuanto más se estudia) para relatarse y arraigarse, ya que sin esta posibilidad lo que resta es locura y desarticulación social.    
                Desde el psicoanálisis se sabe que todo universo semántico es una ilusión consistente en sostener al psiquismo en el marco del proceso homeostático descrito por Freud. Pero también se sabe que esta misma afirmación es una ilusión. Lo que nos presentan estos seres que lideran la producción de mercancías en la actualidad no es una ilusión, ellos están ahítos de certezas. Que no necesitemos de la historia es una frase antigua que nació allí donde la patronal tuvo su primer encuentro con el obrero que desobedeció una orden. Porque ese obrero se organizó y defendió su demanda hasta convertirla en un derecho, alguien contó esto y produjo el milagro de la trascendencia porque esas páginas visitadas por curiosos lectores mostraron un camino a los oprimidos, pero no sólo a los oprimidos; es conocida la historia según la cual el capital de Marx se vendía como pan caliente en determinado momento porque era pregonado como el libro que le mostraría al capitalista qué hacer para explotar mejor a los obreros.
                No digo nada nuevo si afirmo que el cine como la expresión cultural masiva de nuestro tiempo es la productora de esa transposición didáctica de valores que el amo utiliza para intentar convertirse en hegemónico. Y digo intentar convertirse porque toda ilusión tiene por límite lo real y un amo desembozado no escapa a ello. Se les dificulta a los productores de todo en mercancía universalizar sus verdades aunque dispongan de todos los medios. Nuestra tarea contra-hegemónica es mostrar qué de esa ilusión hace agua e intentar a su vez proponer nuestra construcción simbólica para un mundo posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario