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miércoles, 3 de octubre de 2018

El miedo a la ecuanimidad en la política.




                Se da un juego de imposturas con el fin de interesar a los votantes, allí perdemos todos. Podría sintetizar esto con la historia reciente: Macri fue electo presidente siguiendo esa estrategia teatral y Néstor Kirchner, al carecer de legitimidad en medio de una revuelta popular tuvo que abandonar la impostura y encarnar los valores que masivamente reclamaba el pueblo[i] argentino; éstos valores no fueron cosechados de manera directa, sino que fueron depositados en las manos del presidente a partir de representantes políticos, muchos de ellos no provenían de instituciones partidarias tradicionales, provenían de los movimientos sociales forjados a la luz de las ollas populares, de los piqueteros, de los partidos minoritarios que formaron la alianza frente para la victoria. Así que se dieron dos condiciones, por un lado la alianza con esos sectores y por el otro la capacidad de Néstor, probablemente producto de su propia historia, de estar a la altura de los acontecimientos.
                Que el frente para la victoria no haya hecho uso de la impostura no significa, en mi razonamiento, que no pueda llevarla adelante en otro momento electoral. Porque ese miedo a la ecuanimidad es muy seductor. Como ven ustedes sólo se abandona ese miedo cuando las papas queman; el momento de acefalía y muerte que vivió la Argentina en aquellos años condicionó el accionar de un gobierno que además supo cómo actuar.
                Ecuanimidad es el accionar con justicia, para accionar con justicia hay que suponer un hecho objetivo sobre el cual se obra. Si bien la objetividad comtiana (positivista) es una imposibilidad lógica, puede construirse. Se construye yendo a las raíces culturales de la nación, habiendo estudiado los clásicos, habiendo tomado partida por las líneas históricas que definen el derrotero político y el acontecer social, impregnándose de los debates intestinos que se dan en el centro de las instituciones y en el afuera que puja por instituirse. Lo partidario representa esta constitución de objetividad.
                Es por ello que la coalición cambiemos que fusiona a lo menos partidario de la UCR y a los CEOS que constituyen el PRO, representan un NO partido político. Son los herederos del 76,  enemigos de la palabra, y por lo tanto asesinos y perversos. Cambiemos no respeta las instituciones porque pertenece a una línea teleológico económica que define lo objetivo por fuera de los debates. Utilizan, por ejemplo, los grupos de opinión y así creen que obtienen lo que a los ciudadanos les importa. Para que haya un grupo de opinión las personas deben cumplir con determinadas características que les permita decodificar y codificar las consignas que circulan, en ese sentido podemos decir que nuestro gobierno actual es un gobierno para la clase media a la que además traiciona, porque equipa a la policía para eliminar los hurtos y a la vez le sube el precio de los insumos para degradarlos de clase.
                Los hechos sociales se interpretan, saber cómo actuar en el gobierno de un país es contar con una biblioteca copiosa de volúmenes leídos. A pesar de sus particularidades, cambiemos representa en Argentina lo que el neoliberalismo representa en el mundo; la huida confesa de la política. Pero lo que no saben quiénes votan a cambiemos es que esta huida no es gratuita, pronto se convierte en muerte programada, en paramilitarismo, en represión armada. Lo único que evita nuestra pertenencia al reino de los animales superiores es la palabra, sin ella la ley del que tiene las balas impera, o sea no hay ley. En el plano social decimos que palabra es política.  
                El juego de imposturas en política no se asocia solamente al neoliberalismo, es un modo de estrategia militar que han utilizado muchos partidos políticos y consiste en distraer al enemigo para sorprenderlo y darle caza. Por el contrario las grandes gestas emancipatorias han sido experiencias genuinas, con actores comprometidos que si deben morir lo hacen realmente en escena. También es cierto que esto constituiría obras teatrales con muchos mártires, pero las metáforas no son exhaustivas y se debe comprender sus límites. Los acontecimientos del 25 de Mayo de 1810, el 9 de Julio de 1816, el Yrigoyenismo a la luz de las protestas obreras, la reforma universitaria, el 17 de octubre de 1945, etc. son ejemplos de gestas emancipatorias.
                Sería importante que este juego de imposturas cesase para volver a dar paso a lo genuino en política, sin que para ello tuviésemos que vivir la muerte de nadie. Pero a lo mejor este es un pedido burgués de uno que no teniendo ese estatuto económico tiene, sin embargo, esa consciencia.      
               



[i] Pueblo es una categoría conflictiva, entiéndase aquí la mayoría, porque es una verdad que la mayoría son los postergados, los explotados del sistema.









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