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viernes, 2 de febrero de 2024

La gran esperanza blanca

 

            La gran esperanza blanca que representa Milei desde el polo ultraderechizado, ha ganado las elecciones por medio del voto popular. Que en el ballotage lo haya elegido el 54% de los votantes quiere decir que, no solo la pulcra blancura del pueblo argentino lo votó, quiere decir que hubo mucho descamisado, muchos cabecitas negras, que lo votaron. ¿Cómo explicar esto?

            En el ensayo de una explicación posible, hay que tomar en cuenta las identificaciones que el sujeto pone en juego a la hora de hacer su elección. Esos trabajadores que vieron en Milei una alternativa, están identificados a cosas tales como el emprendedor de sí, el orden al mérito (que es una falacia pues no hay mérito en nacer en un sector de privilegios), la fortuna como algo que depende de la propia voluntad, el progreso indefinido de la ciencia como progreso de la sociedad toda, al antipolítico (que ve en la política algo propio de una casta inservible), etc. ¿Cómo entender que el mismo pueblo que votó mayoritariamente a Cristina Fernández de Kirchner (ganó con 54% en primera vuelta en 2011) hoy esté votando, doce años después, por lo que podría ser la peor catástrofe social (incluyendo al gobierno de Macri) de los últimos 35 años?       

La principal característica del sujeto es que, aunque universal él, es hoy neoliberal. Lo que se podría decir así, el sujeto es neoliberal; hoy y hace doce años atrás, como hace 40 años también. Desde la caída del muro el capitalismo aceleró su ritmo hacia el neoliberalismo. Para ser más precisos estaría bien decir que el contenido del fantasma del sujeto es neoliberal, esto condiciona y vuelve al sujeto, neoliberal. Así que no se trata de que hace doce años éramos patriotas defensores de los derechos humanos y hoy nos convertimos en libertarios. Fue el sujeto neoliberal el que ungió presidentes a los Kirchner y es el mismo sujeto el que hoy vota a Milei.

En los años 2001 a 2003 Argentina fue dinamitada por una serie de condiciones político-económicas que tienen como marcas indisolubles, el asesinato de jóvenes en las protestas, así como el corralito bancario que confiscó el ahorro de argentinos y argentinas. En tal condición, la de un sujeto neoliberal totalmente sumido en su propia imposibilidad, emergió un líder que con el 22% de los votos tomó las riendas del país y lo llevó, en cuatro años, de nuevo, a ser un país donde el sujeto neoliberal (que nunca abandonó el hábito pues se corresponde a un hábito de nuestro tiempo) pudiera realizarse nuevamente. Esto es difícil de admitir, que seamos neoliberales, aun siendo el caso de alguien confesamente de izquierda, porque nos avergüenza aceptarnos como consumidores enajenados en el consumo.

El sujeto es neoliberal pero el neoliberalismo está en crisis. Porque este sistema es inviable: Ciudades cada vez más violentas, cataclismos climáticos a consecuencia de un modo de producción que genera modificaciones profundas en el ecosistema, niveles estratosféricos de depresión y ansiedad por el hecho de sostener un nivel de consumo insostenible, una concentración del capital, cada año en menos manos, lo que nos lleva al principio de la enumeración: ciudades cada vez más violentas.  

Así que el hecho de que esta gran esperanza blanca nos gobierne, no es el resultado de casualidades o genialidades del marketing, sino que es el resultado de nuestra propia implicancia como sujetos, en el régimen político-económico que impera.

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