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sábado, 29 de junio de 2024

Algunos apuntes sobre el goce

                 Goce es un término central del psicoanálisis y de la obra de Lacan. En el grafo del deseo que se utiliza para producir un álgebra de la teoría, podríamos ubicar al goce en coincidencia con la pulsión ($<>D) que es el eco en el cuerpo del hecho que hay un decir. Por efecto del significante los cuerpos son turbados y se goza de ellos. Algo goza del cuerpo y el sujeto lo padece como síntoma. El Otro goza del cuerpo, el Otro que es un campo de significantes produciendo significaciones.

                Podemos decir que goce es aquello que se produce cuando una demanda opera e insiste sobre un cuerpo. La naturaleza de la demanda es insistir porque toda ella es el rebote de una cadena significante en el marco del fantasma. Es un mal entendido permanente ya que el Otro no tiene nunca una respuesta, el Otro está barrado A.

                El peligro del goce es que no pueda ser contenido por el andamiaje de lo simbólico; si bien se podría decir que gozar es la resultante de un simbólico trabajando, es un efecto, también podemos precisar que hay constructos simbólicos que permiten contener al goce y hay otros constructos que no lo permiten, el goce se desborda y el sufrimiento puede llegar a ser máximo.

                El Otro es el lugar donde nace el sujeto, para que haya sujeto se debe poder hablar de algún modo; bueno, eso que permite hablar es el Otro, porque efectúa un sujeto al donarle los significantes. Como ven, aquí se explica por qué es el Otro el que goza y sintomatiza al sujeto. Porque produce significaciones diversas a partir de los significantes en juego que son dispositivos de corte y confección de la realidad, esto instaura la demanda (cadenas significantes que insisten) que dará vueltas en el marco del fantasma.

                El fantasma limita al goce. Es el velo que se tiende sobre esa insistencia de la demanda que produce lo que vamos a llamar el objeto “a”. Ya que no hay una objetividad, ya que el sujeto es una solución particular a la operación del Otro (un conglomerado de significaciones), entonces Lacan decidió llamar objeto “a” a eso que resta de toda demanda. Ese velo es el marco del que venimos hablando, es un tejido simbólico que produce una realidad particularísima para el sujeto y que motiva tanto el síntoma como la vida en todas las facetas del sujeto del inconsciente. El fantasma es un marco que produce con su presencia la extracción del objeto “a”, o lo que es lo mismo su ocultamiento. Del mismo modo que tapamos un pozo para atravesar caminando sobre él, así pasa con el objeto y el fantasma.