Derechos humanos----------revolución francesa:
revolución burguesa -------------humanismo florentino--------------desengaño
del humanismo, si el hombre está en el centro de la escena parece que la cosa
empeora----------siglo XIX-----------------segunda guerra
mundial-------------bomba atómica-----guetos--------------exterminio
Judío----------------- guerras para apropiación de recursos naturales--------- modo
de producción capitalista-------------Especismo: veganismo
En
el largo proceso histórico de secularización del sentido que tuvo que ver con
el paulatino movimiento desde el teocentrismo al antropocentrismo las ideas
reinantes sostuvieron como valor la emancipación de lo humano, el ser humano en
el centro de la escena desencadenaría una libertad pacífica y esclarecedora
tendiente a hallar el sentido último y el bienestar personal y comunitario; en
el hombre más que en las instituciones religiosas la humanidad hallaría las
respuestas que tanto añoraba. Sin embargo, poco a poco, esta máxima iría
perdiendo su valor arrojando a la humanidad a un desconcierto espeluznante: las
guerras que en otros tiempos tenían por motivo el orden imperial eclesiástico
en el presente seguirían produciéndose por otros motivos, muchos de los cuales
figuraban en el albor del humanismo como
esperanza de paz y progreso indefinido.
El
desencanto que aún reina entre nosotros, quizá en su apogeo, nos ha traído esta
creciente desconfianza en el ser humano y los lazos sociales y comunitarios que
sería capaz de tender sin traicionarlos al mismo tiempo. Ejemplos claros son
los fenómenos del planetario veganismo y también del especismo que se propone
una suerte de descentramiento del mundo respecto del ser humano para otorgarle
a una supuesta naturaleza Spinoziana el dominio del ser.
Es
imposible prever qué nuevos modos de vida sucederán en el futuro, qué mundo
hallaremos construidos con estos valores veganos, sólo es posible aventurar
algunas hipótesis en función de la historia y de las ciencias afines a ella.
La
revolución francesa tuvo a la burguesía como agente privilegiado, el motor de
aquella revolución fue el reclamo de derechos comerciales y políticos para una
clase social que ya tenía el poder y que aspiraba a la conformación de un nuevo
régimen que le otorgara las garantías necesarias para seguir expandiendo su
poderío económico. El movimiento iluminista (humanista) intelectual fue un
actor secundario que amortiguó el impacto revolucionario escondiendo la
verdadera naturaleza de la revolución; gente con poder en procura de más poder.
Los derechos humanos que se inspiran en éste período son ese amortiguador y
nada más que eso. Prueba de ello es que después de la Alemania Nazi se
siguieron cometiendo las atrocidades más terribles y los organismos
internacionales de derechos humanos, incluso habiéndose pronunciado en contra
de las invasiones de países, de las guerras, no pudieron impedirlas.
El
fracaso del humanismo ha dado pie a una cultura de la desesperanza, el
veganismo y el especismo son algunas de sus manifestaciones, quizá las más
populares de nuestros días. Seres humanos identificados con la animalidad por
la crueldad que significa seguir identificados con una especie que pregona unos
valores infames.
Sin
embargo no veo en estas tendencias populares una proyección futura, un
afianzamiento, ya que responden a la lógica del para todo. Esta lógica se
propone un cálculo universal sin exclusión y por lo mismo son excluyentes. Todo
universal se sostiene en al menos un particular excluido. Una lógica alternativa
es la lógica del no todo que postula Lacán; no todo puede ser, expresarse,
tener determinada característica, cumplir con tal conformación, etc. Se podría
decir que esta lógica rige a la historia y las aberraciones de las que padece
el mundo son consecuencia de no admitirla forzando los universales.
Así
que el desencanto mundial que ha devenido veganismo y especismo es un hito más
en el constante emprendimiento de hallar universales que nieguen que no se
puede todo. Existe la ley y marca un límite y esta ley no requiere de código
leguleyo alguno, es la ley del significante que hace que la demanda se diga
siempre no toda. En otras palabras, entre las interminables matanzas de seres
humanos por seres humanos nosotros mismos ideamos formas de lidiar con ellas.
La peor de las formas es imponer un ser determinado a lo ente, universalizar
valores, conductas, prácticas, rituales, creencias.