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martes, 30 de julio de 2024

El sentido de consentir, Clara Serra.

                 No hay forma de superar la asimetría en la relación sexual, ello motivó la frase "no hay relación sexual" de Lacan. No hay relación sexual puede resumirse en no hay relación, que indicaría que no hay dos que hagan uno, que no hay uno. 

                 Programa de radio de Clara Serra acompañada por Jorge Alemán, intentan abordar algunos problemas que son pertinentes al feminismo, problemas con los que cierto feminismo se encuentra tanto en su intento teórico como en el de producir cambios concretos en las prácticas de poder que subyugan a las mujeres.


Al final el enlace de la charla.


                El primer término que abordan como problemático para la práctica de una sexualidad más plena es el de consentimiento. El consentimiento viene de la mano de un eslogan “sólo si es sí” que estaría en disputa con el lema “no es no”. A su vez la relación entre el consentimiento y el deseo sería problemática, porque parecería que el deseo habla en los intersticios donde se puede decir un “no sé”, un “quizás”, un “ya veremos”. Al contrario de lo que muchas feministas piensan, el deseo no es transparente, no somos tan libres a la hora de hablar de nuestra sexualidad, porque como pasa en todo el terreno de lo subjetivo, hay equívocos, hay saberes no sabidos, malos entendidos; toda una serie de formaciones del inconsciente que dejan opaco al deseo que nos habita como personas.  

                Esa sorpresa del deseo no dejándose apresar por la afirmación se entiende desde el psicoanálisis como una propiedad esencial del deseo, que es que este nunca es transparente. En general las personas no sabemos lo que queremos y se necesita un trabajo de mucho tiempo para poder saber algo de nuestro deseo, de por qué insistimos en lo que insistimos.  

                En el marco de la creencia en lo transparente del deseo, el amor romántico que porta la promesa de la completud (el otro que me completa), supone al deseo como enunciable claramente y sería esta la vía por la cual se produciría un tal para cual, dos que hacen uno, el andrógino que se encuentra con su mitad perdida. A esta versión del amor el feminismo se ha encargado de deconstruirla. Mas en el horizonte aparece otra completud, que después de romper con el mito del amor romántico se visibiliza; la idea de que el sujeto está completo, que el sujeto puede reconciliarse consigo mismo, que sería entonces autónomo y que no necesitaría nada de nadie. Este sujeto autónomo (lo cual es una contradicción en sí mismo, la autonomía de lo que está sujeto) es el que pretende plantarse como portando un deseo del que sí sabe y que pretende satisfacer.  

                Clara Serra en su libro “El sentido de consentir” reivindica el lema “no es no” frente al “sólo si es sí”, porque dice que en el no, hay una afirmación del sujeto que es fundamental y que no obliga a hablar al deseo, a ser preciso. El “no es no” podría dar lugar al “quizá”, “ya veremos”, “no sé”. En este punto me parece muy interesante lo que ella dice porque plantea a la vez un límite (el no) y una apertura. Quedando lo jurídico del lado de todo lo que vulnere al “no es no” y del lado del deseo esa duda, esa puerta entreabierta, ese discurrir.

                Clara plantea la idea de que el deseo de las mujeres está constituido desde el patriarcado y que entonces se plantea un imposible; cómo lograr que nuestros deseos sean otros si es el poder mismo el que configura nuestros deseos.

                Aquí hay una confusión hija de aquella idea del sujeto reconciliado consigo mismo, el sujeto que sería autónomo, esclarecido en su deseo y en una relación al otro como mero instrumento de satisfacción. Porque no estamos íntegramente constituidos desde el poder, sino que al nacer en el lenguaje nuestra particularidad tiene que ver con cómo se resuelve ese encuentro con el lenguaje, esta particularidad puede ser dicha como aquello que se hace con la falta, con lo que no se puede. Cada uno resuelve su nacimiento en el lenguaje de una forma particular, y sólo en una sociedad igualitaria pueden aflorar las particularidades de cada uno para que, relacionándose desde ahí, y no desde la pertenencia al barrio en el que naciste, tu poder económico; relacionándose desde ahí las personas puedan hacer algo con la falta que las constituye.  

La casa encendida radio, Clara Serra y Jorge Alemán en diálogo, feminismo y psicoanálisis